La celebración de Sucot constituye uno de los denominados Shloshet haregalim (tres festividades de peregrinaje) junto a Shavuot y Pésaj. En estas celebraciones, el pueblo se dirigía en tiempos en que existía el Beit Hamikdash a Yerushalaim a celebrar y festejar.

La festividad de Sucot tiene dos mitzvot centrales que son: habitar en la sucá durante los días de la fiesta y bendecir las cuatro especies. Habitar en la sucá constituye una mitzvá muy singular y especial, ya que se cumple con el solo hecho de ingresar con nuestro cuerpo a la cabaña construida para representar las viviendas precarias que habitaron nuestros antepasados durante su travesía por el desierto. Varias facetas o aspectos pueden mencionarse respecto a esta celebración. Por un lado, manifestamos reconocimiento al Todopoderoso por habernos protegido durante la salida de Egipto rumbo a la tierra prometida. De acuerdo con los rabinos del Talmud, D-s protegió al pueblo con “nubes de gloria” que impedían que el sol abrazador del desierto los hostigara y que el frío gélido de la noche los castigara. Es la faceta de la fe.

Por otro lado, la sucá refleja lo duro que significa para gran parte de la humanidad habitar en viviendas precarias. Pocos días después de saber lo que implica el hambre con la vivencia de Yom Kipur, se aprecia lo que es la falta de un techo al morar en una cabaña insegura. Este es el aspecto social de la festividad. Pero la cabaña también ha sido símbolo de la vida judía en la diáspora. Así como la sucá es una vivienda efímera e insegura, pronta a derrumbarse ante un chubasco o una lluvia o viento fuerte, así también la vida fuera de Israel, en el exilio, es una vida bastante insegura y expuesta a los cambios políticos y sociales en los distintos países de nuestra dispersión. He aquí el aspecto nacional y sionista de Sucot. Sucot significa también que durante una semana debemos abandonar nuestras comodidades para asentarnos en una habitación con un techo de ramas, hojas y vegetales. Durante todo el año vivimos inmersos entre cuatro paredes de cemento, a menudo sin luz natural y a veces muy alejados de cualquier contacto con la naturaleza o con la vida al aire libre. En Sucot nos relacionamos con el mundo natural, con la vegetación, los árboles y plantas y el contacto con el mundo rural. […]

La sucá simboliza con su fragilidad lo transitorio de las posesiones materiales lo cual es enfatizado por el libro que nos recuerda lo vano y sin sentido de los placeres materiales que a menudo perseguimos con desesperación. La otra mitzvá asociada a Sucot supone tomar en nuestras manos las cuatro especies “Arvahat Haminim” (Etrog, Lulav, Hadas y Aravá) que son agitados hacia todos los puntos cardinales expresando nuestra fe en la bendición divina hacia todos los rincones del mundo. […]

 

Cada uno de los Shloshet haregalim tiene también distintas denominaciones y también es el caso de Sucot. Uno de sus nombres es Sman Simjateinu, la época de nuestro regocijo. Que este año que se renueva, sea también un año que nos colme de alegría y regocijo, de festejos y bendiciones.

 

¡Moadim Le Simjá!  

 

 

Fuente: Rabino Efraim Rosenzweig del Movimiento Conservador.